La especulación sobre cómo será el futuro de la educación superior es omnipresente. Parte de esta especulación es qué departamentos académicos sobrevivirán y qué programas y servicios, como el sesoriamiento, más allá del aula se considerarán “esenciales”. 

Un área importante que requerirá atención es la asesoría académica, donde es muy posible que no sea normal después de una pandemia. Ha llegado el momento de contemplar un modelo alternativo de asesoría académica que contemple algunas de las realidades asumidas que enfrentará la educación superior.

Un nuevo paradigma de la educación superior y el asesorameinto

El desafío para la asesoría académica es definir claramente su papel dentro de la academia, especialmente a la luz de algunas de las especulaciones de que esta pandemia cambiará fundamentalmente la educación superior.

A medida que la instrucción se movió en línea, también lo hizo el asesoramiento académico. 

Si bien el desafío de conectarse en línea fue formidable, la asesoría académica fue uno de los primeros esfuerzos de la educación superior para adoptar la tecnología como una forma de complementar su trabajo. 

A medida que los asesores académicos fueron reconociendo otras formas de comunicarse con los estudiantes más allá de las entrevistas cara a cara, y a medida que tanto los estudiantes como los asesores se volvieron más expertos en tales intercambios, el uso de la tecnología se convirtió en algo natural para muchas personas.

Student's Hopes, Dreams Shredded By Academic Counsellor – The Western Beet

Abordar las nuevas realidades

Es en momentos cruciales como estos cuando los estudiantes cuestionan el valor mismo de su educación. ¿Vale la pena? ¿Qué me pierdo cuando no puedo vivir en mi campus? Todas estas cuestiones deben resolverse. Este es el trabajo de la comunidad de asesores académicos.

Entonces, ¿cómo se debe reconsiderar la asesoría académica para abordar mejor algunas de las nuevas realidades que probablemente se avecinan? 

Una propuesta: en lugar de multiplicar el número de personas en los campus que forman parte de la iniciativa de éxito estudiantil, la educación superior debe consolidar el trabajo de mentores, entrenadores académicos y orientadores profesionales bajo un mismo paraguas de asesoría académica.

Los colegios y universidades en el país se estructuran típicamente en torno a un paradigma especializado.

Siempre habrá una necesidad de asesores académicos en la era de la pandemia y después. Más que nunca, los estudiantes necesitarán la experiencia de asesores académicos bien preparados para entender las decisiones académicas y profesionales que deben tomar. 

Se necesitarán asesores académicos para ayudar a los estudiantes a maniobrar a través de las políticas que han surgido durante la pandemia y que estarán presentes después.

No se puede subestimar el valor de una institución que tiene un programa de asesoramiento académico dinámico, capaz de girar rápidamente. 

Poder conectar a cada estudiante con un asesor académico primario debe ser el objetivo de todas las instituciones.

Lo más importante ahora es que la comunidad de asesores académicos, junto con las instituciones, visualicen cómo funcionará el campo en el futuro.

Quién debería hacer este trabajo y cómo se pueden mejorar los resultados del asesoramiento académico realizado en un entorno alterado para la educación superior.

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